domingo, 20 de febrero de 2022

Para nada se nos pasa el tren

Me gusta viajar, en tren, colectivo, bici, avión, auto, camión, me gusta ver rutas, caminos e historias. Me gusta estar de viaje. 


Los viajes, esos que terminan trayendo más de nosotros, más de nuestras formas de cómo armarnos, reinventarnos, de cómo presentarnos ante el mundo y esas nuevas personas.


Hace días que viene dando vueltas la frase : a mi ya se me pasó el tren, a vos ya se te pasó el tren! y mi respuesta es escucharla, es pensar porque a esa amiga le resuena que su tren no pasó, pero que si la miran desde afuera como que va en el tren equivocado o que en algún momento se va a trabar en alguna estación. 

Me siento a escuchar a ese amigo que me dice: ami a mi ya se me pasó el tren, hoy buscan gente joven. 


¿Qué se nos pasa y que no?


Creo que lo único que se nos puede pasar es la oportunidad del momento y no el momento para tener más oportunidades. Siempre tenemos posibilidades, siempre podemos estar a tiempo.

Será que a veces me dicen que parezco más chica, con cuerpo casi de adolescente y con 10 años menos de los que tengo en verdad y eso me lleva a creerme una persona con todo el tiempo del mundo, y si, quizá ahí me equivoco, porque no es tiempo, es hacer con ese tiempo.


Me gustan los trenes que van tomando mis amigues, me gusta encontrarme con mi amiga apostando a una linda aventura, a un amor que quizá para otras personas ya se le pasó el tren, sin embargo ella saca boletos en cada kilómetro que entrega. Me gusta ver a mi amigo sonriendo y repensando cuando le digo que no, que no se le pasó ningún tren, que se suba y vaya por eso que puede y quiere ser.


Me gusta seguir escribiendo, sabiendo que este quizá sea el viaje más largo que voy viviendo, sabiendo que este tren puede llevarme a destino o quizá puede llevarme hacia otros.


Los trenes no se pasan 

Solo paramos en estaciones 🚉 

jueves, 17 de febrero de 2022

Escribir es el puente de mi vida

Remonte mi blog, remonte ese espacio de letras que en algún momento habitaba en mí. O quizá aun siguen vivas, recorrerlas me hace verme en lugares que fueron tan míos.

Y si, hace un tiempo que no escribo poniéndole historia, hace tiempo que la vida se resume en una frase. Y mi pregunta es, ¿será que podemos resumirnos en una frase?

¿Qué frase sos?

Me reviso y ayer quizá podía ser una naranja sin jugo, una naranja que de a poco fue perdiendo ese sabor que tenía cuando apenas floreció del árbol, una naranja sin sentidos para buscar mitades o frutas que podían ser parte de la ensalada, esa ensalada que muchas veces saboreamos y por momentos la dejamos olvidada en la heladera porque ya pasaron las fiestas. Esas frutas que solo aparecen ahí en la famosa “ensalada de frutas”, o que es parte de un juego que jugabas cuando tenías tiempo libre o pasabas el recreo diciendo nombres, países, colores y frutas o verduras. Hay frutas que ya no existen, otras que desconocemos completamente en donde habitan, pero están, acá o en alguna parte del mundo.  Sin embargo, nos convertimos en la naranja que esta a mano, que pareciera no pasar de estación, que se asemeja a toda una infancia cubierta de jugos en tus desayunos, meriendas y a veces cuando nos falta vitamina. ¿nos metieron el perro o nos metieron la fruta?, cuantas cosas repetimos y consumimos porque quizá nos las metieron, o permitimos que sean parte de quienes somos.

Remonto mi blog, porque es algo que yo decidí meterme, la escritura es el puente de mi vida.

Es ese momento en el cual hago, digo y suspiro sin darme cuenta. Lo hago sin pensar en el resultado, y yo que soy bien resultadista, creo y me sincero conmigo misma y con vos que me estas leyendo, que es a lo único que nunca le pedí un resultado, lo más constante que tengo, lo que más me fluye sin esperar, lo que más me salva de mí. Mi refugio favorito, mi barrilete que remonta sin viento y con lluvias.

Si hay algo que apasiona hay que hacerlo

Si hay quien puede abrazar hay que abrazar esos 8 segundos.

Si hay amor déjalo ser, flui y ama.

Y si hay ensalada de frutas no la guardes en la heladera y cómela.

 

Escribir es el puente de mi vida

¿Cuál es el tuyo?