-
Esta
lloviendo, cerra la ventana a Leona la asusta! - Menciono la madre de Leona.
-
Ya
esta grande! – susurro su padre
Leona solía
temerle a las tormentas, solía esconderse bajo su cama y esperar a que
terminen, sin mirar por la ventana, sin mojarse jamás el rostro.
-
Leona,
Leona, despierta!!
-
¿Quién
sos??
-
Leona
ya te olvidaste de mi, soy Lucesita. La luz que se enciende cuando no miras los
programas de televisión!
-
Ahhhh.
Sos vos, pensé que soñaba!! , ¿Qué haces acá?
-
Vivo
acá, en tu televisión! Muy lejos no puedo ir.
Leona
suspiro, se había dado cuenta que era real, que lucesita no podía ir a ningún
lugar, salvo que ella mueva la televisión.
-
Leona,
tengo una pregunta para hacerte!
-
Si
Lucesita pregunta lo que quieras!
-
¿Es
verdad que tenes miedo a las tormentas?
-
Bueno,
eso no es tan así… - Leona se mostraba un poco inquieta, le daba vergüenza la
pregunta.
-
Leona,
te conocí con miedo a la oscuridad, que tengas otro miedo más no me asustaría y
mucho menos me sorprendería. Los miedos son lo previo al disfrute a veces,
siempre y cuando los soltemos a tiempo.
-
Lucesita,
es cierto le temo a las tormentas! Pienso que pueden arrasar con todo y que en
un segundo ya nada será como antes, el agua suele llevarse cosas que a veces ni
sabíamos que estaban ahí. Hace un tiempo atrás, una gran tormenta, se llevo mi
planta favorita. La arranco!
Leona le tenía
miedo a las tormentas, solían incomodarla desde que era mucho más pequeña. Creía
que ellas podían llevarse todo, sin embargo siempre esperaba que salga el sol o
el arco iris, como un gesto de que lo peor ya había pasado. Sus padres habían
intentado todo para que ella no siga poniéndose bajo su cama, pero no habían
encontrado la manera.
-
Las
tormentas surgen por una razón climática, pero también suceden por que hay algo
para limpiar. O al menos así lo veo yo. He visto muchas tormentas, por que
cuando eras pequeña y dormías con tus padres en las noches de tormentas. Yo quedaba
encendida, ya que tu televisión se apagaba. Así que se mucho de ellas.
-
Es
cierto, podes contarme de ellas Lucesita!
-
Las
tormentas son fuertes, arrasan, pero también generan armonía. Es como cuando estas triste y lloras, cuando
terminas de llorar estas en paz. O Liberada. Acá es lo mismo, tiene que llover
para que lo mágico y lindo del clima se haga presente. O no notaste que el arco
iris se ve solo después de una tormenta? . Una vez que notas eso, ya esperas
desde otro lugar. Nada es tan malo como parece Leona.
Lucesita conocía
muchas tormentas, algunas se habían llevado plantas, otras se llevaron árboles,
otras se han llevado papeles, y otras aun más fuerte han llevado cosas que
serian difíciles de levantar. Pero también había visto muchos arco iris. En cierto
punto siempre encontraba el lado positivo de las cosas.
Leona
pensativa asomaba un poco por su ventana.
-
Quizás
tengas razón, y no sean tan malas!
-
Obsérvala
-
Siempre
que tememos a algo, finalmente termina siendo amigable, mírame a mí charlando
con vos en plena oscuridad. Pero aun así el miedo nos paraliza.
-
Seguí
observándola!
El agua
golpeaba sobre la ventana de Leona, fuerte, ni una gota igual a la otra, los árboles
se paseaban al ritmo del agua y la tierra tenia ese olor a humedad. Se sentía
aun a través de la ventana.
Leona
estaba empezando a conocer eso a lo que tanto le temía, sonreía por animarse.
-
Es
rara, y jamás es igual, me aterraba, pero hoy al menos la miro, eso es gracias
a vos!
-
Leona
todo lo que suceda es gracias a vos! El
miedo es tu creación y el transformarlo también es tu propia creación.
-
Cuando
sea grande voy a tener muchas historias para contar! ¿Vas a estar siempre no
Lucesita?
-
Voy
a estar el tiempo que tu televisión dure, y el tiempo que necesites hablar
conmigo. Descansa Leona, es tarde!
Y Leona sonrío,
apoyo su cabeza sobre su almohada, y nuevamente había podido contra un miedo.
Los miedos
son esas tormentas que no nos animamos a mirar, y también son ese arco iris que
viene detrás…

No hay comentarios:
Publicar un comentario